Oscar Montemayor: El reflejo de un tiempo
El cineasta Oscar Montemayor Chapa,
en el rodaje de El lugar de las palmas (1996).
Oscar Montemayor: El reflejo de un tiempo
Por Roberto Villarreal Sepúlveda
Oscar Montemayor (Monterrey, 1967) dirigió uno de los documentales más importantes de finales de siglo para nuestra ciudad. Aunque solamente han transcurrido cuatro años desde su realización, El lugar de las palmas (1996, 16mm., Color, 20 minutos) ya es un documento histórico porque retrata un pequeño espacio de la Calzada Madero. Unas cuantas cuadras que van desde Pino Suárez hacia el oriente, de una avenida que alguna vez estuvo poblada de palmas, limitando el final de la urbe en otra, pero que fue sufriendo transformaciones constantes, al grado que lo que aparece en imágenes ya se puede notar modificado en otros tiempos.
¿Cómo nace El lugar de las palmas?
Nació por un deseo de Juan Rodrigo Llaguno y mío, de trabajar juntos un documental, uno que además fue inspirado por el momento histórico que pasaba la ciudad: se celebraban 400 años de su fundación, se cumplía un ciclo de su existencia y eran momentos para festejar. Fue un proyecto complicado que comenzamos a levantar poco a poco...
Oscar Montemayor, Juan Rodrigo Llaguno y Luis Felipe Ibarra
en rodaje de El lugar de las palmas (1996).
¿Hasta qué punto era complicado?
Ya entonces no era común hablar de materiales de cine, fueran 16, 35 o super8 milímetros. Yéndonos un poquito más atrás, pertenezco a la generación donde había solamente cámaras de vídeo. Nos surge de todas formas la inquietud de filmarlo en cine y en la ciudad no había, en ese momento, más que un lugar donde podíamos rentar una cámara, pero la película y la postproducción tendríamos que hacerla en otro lado... Además, era un proyecto mayor para realizarlo en varios lugares de la ciudad, pero no conseguimos financiamiento suficiente... Tocamos varias puertas. Al Patronato Monterrey 400 no le pareció un proyecto adecuado... Queríamos presentar a la ciudad sin maquillaje, sin "endiosar" lo que siempre se ha manejado: el empresario feliz, la cerveza y la carne asada, etc.... Queríamos lo cotidiano, lo que pensaba la gente. Solamente conseguimos un apoyo del Consejo para la Cultura de Nuevo León a través de un Financiarte... Teníamos entonces dos caminos: andar por todos los lugares pero de manera superficial y sencilla o tomar solamente uno de ellos pero hacerlo bien... Nos decidimos por el segundo.
Meseros del famoso Restaurante Al,
entrevistados para el documental El lugar de las palmas.
¿Por qué la Calzada Madero?
Debíamos entrar a lugares que habían sido muy importantes pero que ya no pertenecían a nuestra generación porque no los habíamos vivido y no eran parte de nuestra memoria. Había una nostalgia implícita en quienes les preguntábamos. Teníamos que descubrirlos pasando que estaban muy claras las transformaciones que se habían dado y que cumplían con nuestro objetivo inicial de rescate de la ciudad. Llaguno y yo comenzamos a pasear por ahí, a ver lo que había y lo que sucedía.
Oscar pertenece a la Generación 89 de Ciencias de la Información en la Universidad de Monterrey. Como en otros casos similares, era asistente al cine donde tuvo sus impactos particulares en la niñez (2001: Odisea del espacio, La guerra de las galaxias) y en otros momentos posteriores (Aguirre, la ira de Dios). Como estudiante grabó en vídeo Un domingo de paseo (1988/89), ejercicio escolar donde se mostraba un asunto social donde se iba llevando a una anciana, con engaños, hacia un mitin político.
Luego de trabajar en diversas compañías publicitarias, asistió como director y luego en la edición por vídeo a Víctor Saca en la película En el paraíso no existe el dolor (1993) donde tuvo oportunidad de experimentar a la industria cinematográfica nacional con todas sus variables: la burocracia, el sindicalismo, los requerimientos diferentes a los que se viven en el cine independiente.
Actualmente Oscar tiene más de doce horas en vídeo, donde ha registrado la obra artesanal de diversas regiones de México a través de quienes la producen. De ahí saldrá otro documental sin narradores, en donde todo surgirá por sí solo, objetivo, preocupado por lo social, como demostró en El lugar de las palmas, que termina con dos letreros: uno dice "Dedicado a Monterrey en sus 400 años", y el otro que exhorta a la reflexión: "qué hemos hecho y qué vamos a hacer con la ciudad...".
"Yo no creo en quienes dicen que el cine no tiene relación con la sociedad, al menos para mí no. Yo creo que el cuestionamiento y el reflejo de un tiempo se da, ya sea en el documental o en la ficción...".
Entrevista publicada en la Revista Ven y Mira
de la Cineteca-Fototeca Nuevo León, Nº. 4 / Invierno 2000
de la Cineteca-Fototeca Nuevo León, Nº. 4 / Invierno 2000
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