Cuando publiqué mi reseña cinematográfica sobre el cortometraje
Cerebro de gomita de
Tamara De Anda, quizá me dejé llevar por un arrebato cinéfilo, el
nirvana cinematográfico, de ésas que uno siente cuando se encuentra con una joyita cinematográfica que la vida nos da en ciertos momentos inesperados. Anduve pensando en eso, a raíz de varias críticas que me llegaron a mi e-mail. Que no le veían futuro a "esa chica mediocre de peluca azul barata, como sacada de una portada de alguna revista porno", y que me acusaban de haber sido demasiado cándido con ella, y muchas cosas peores.
Quizá es por eso que, al
videar otra vez
La novia de Marx (2004), yo me haya vuelto cauteloso en escribir la reseña de hoy. No pretendo con esto echarle una vez más flores a ella, que yo pecaría de
falta de objetividad, simplemente es el buen sabor de boca que me ha dejado la historia, como espectador y no como cineasta profesional. Bien, la premisa de este segundo cortometraje de Tamara De Anda es la siguiente:
La Novia y Choc, su afelpado novio, pasean por la feria. Cuando se separan para probar suerte en distintas atracciones, la Novia intenta con los dardos rompe-globos. Pero el encargado de ese colorido juego es el malvado Marx, quien la embriaga con un misterioso elixir para después raptarla. Al día siguiente, la Novia se descubre ataviada de blanco y ya casada con su perverso captor, así que emprende la huída por toda la ciudad, buscando también a su verdadero amor.
Con esto, lo dice todo. Como en
Cerebro de gomita, Tamara nos cuenta nuevamente una sencilla historia, sin más pretensiones que el entretener únicamente al espectador. Y se nota claramente que el estilo cinematográfico de Tamara ha mejorado notablemente en cuanto a historia, actuación y edición. A lo largo de la historia, mezclada con elementos populares mexicanos como lo son las ferias, las plazas públicas coloniales, los vestidos de novia de colores chillones, y muchas cosas más, La Novia (no sé por qué me pregunto si ese personaje fue parcialmente inspirado en La Novia de
Kill Bill de
Quentin Tarantino, sin katana incluida) recorre una y mil aventuras en su intento de escaparse de las garras del siniestro y fortachón Marx, a lo Caperucita Roja y el Lobo Feroz.
A falta de un buen elenco histriónico, Tamara vuelve a ser la actriz principal en esta historia y echa mano de un grupo de amigos para los personajes secundarios, y otra vez lo hacen muy bien. Quizá el único pero que se le puede adjudicar a este cortometraje es que varias escenas fueron filmadas al vapor, como si ellos tuvieran prisa en terminarlas ya; quizá, con un poco de paciencia y un buen rato de ensayo, habrían quedado bien.
Fuera de esto,
La novia de Marx es una de las mejores joyitas en el panorama cinematográfico de los cortometrajes mexicanos. Recomendable para pasar una agradable tarde, sin nada que hacer. Pero me mantengo en mi muy opinión personal, sobre que Tamara tiene mucho futuro en el panorama cinematográfico mexicano, porque aporta ideas muy buenas y creativas que tanta falta hacen en México.
Próximamente, una reseña del ahora famoso documental
Los chairos, que tanta controversia ha causado últimamente en la blogosfera mexicana desde su primera aparición en
Plaqueta y ya. ¡Próximamente en la tiendita de la esquina!
Ver La novia de Marx.